La propuesta que Iván Plademunt nos hace esta vez es de lo más refrescante. Un
helado de zanahoria. Para chuparse los dedos. Y así, chupándonos los dedos salió
este GASTROCUENTO.
HELADO DE ZANAHORIA
Aquella mañana de
domingo amaneció blanca. Había nevado mucho durante toda la noche. La nieve se
amontonaba en las aceras, los jardines, los coches, los patios… Todo estaba
cubierto de nieve.
Mayores y niños se
fueron despertando alborozados, emocionados, excitados por la nevada y por el
día de juegos que les esperaba.
El más excitado fue
Mauricio, el heladero, que agarró su batidora de helados y un cable kilométrico
y delante de su fachada batió y batió la nieve hasta convertirla en casi crema.
Batió tres bolas de tamaños diferentes y las superpuso. Tomó dos galletas de
barquillo y formó unos ojos. Tomó una zanahoria grande y alargada y creó una
nariz. Tomó su gorro negro de cocina y cubrió la cabeza de su muñeco de nieve.
Aquel domingo en Tabernas,
Almería, todos jugaron con la nieve como si fueran niños.
Manuel Castaño.
Aquí tienes la receta de Iván y su Restaurante Imaginario. Ya sabes que puedes compartir tanto la
receta como los cuentos. Y que si cocinas la receta nos gustará saber como te
supo.
1 comentario:
Cuando una receta tiene detrás una historia cobra sentido y vida. Gracias
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