28 de noviembre de 2009

la crítica del Naïf

Un banco que a veces sirve para pensar
y otras para mirar.

Mira que hacía frío anoche. Se apagaban los últimos estertores de un veintisiete de noviembre pelón y gris. Y en una noche tan cerrada fui a encontrar lo que buscaba y no sabía -no ya que iba a encontrar- sino que realmente lo necesitara tanto: un hermoso jardín. Ese en el quedarse a estar, en el que escuchar, en el que descubrir que tu propio cuento puede -a veces, sólo a veces y quizás- hacerse realidad.

En mi jardín hay un banco y en el banco hay colocado un secreto. Bien puesto, quizás algo solitario, pero a la postre resignado a existir. Allí me coloqué anoche, reclinado junto a mis dudas, mis preocupaciones, mi mal humor y mis problemas. También estaba mi paciencia, mi enojo y mi sonrisa; mi vientre malherido y mi boca sedienta.

El caso es que Légolas me brindó de nuevo la oportunidad de escribir esta crítica, que más que crítica es un cuento más, que más que un cuento es el mío, que más que mi cuento es un misterio, que más que un misterio es un milagro que alguien sepa contar tu cuento, que se lo haya inventado, que te lo haya robado de tus pensamientos, o simplemente que lo haya imaginado como tú…

Aconteció anoche la tercera sesión de cuentos en el Naïf y repito yo como epiloguista, rubricando con mi mordaz pluma un trabajo lanzado al aire, tan injusto éste que a veces se lo lleva todo sin apenas dejar huella, sin aguantar una palabra entre sus vaivenes.

Paula Carbonell nos visitó con el bien pertrechado parapeto de los Légolas, desde sus raíces valencianas hasta sus ramas conquenses. Con esa tranquilidad primera y bien sosegada de quien resuelve una duda eterna al respetable: las casas de Cuenca son casas colgadas, no colgantes…


Después de ahí se apresuraron a surgir como siempre las historias: la de un sapo y su princesa con sueños de motera feliz; la de un rey y su parafranero que ansiaban juntos el amor de la reina; la de unos viejecillos que se deseaban como si del primer día se tratase; la de un rey al que salvar -aunque no sin reticencias- el culo; la de Ana y Luis que acabaron robando un rádar como si de una simple barbacoa se tratase; la del rey que tenía tres huevos -a cada cual más grande, bonito y armónico-; y la de muchas otras historias que sólo y, como siempre, llegan si las has vivido, si las has sentido dentro.

Si a los que estuvísteis anoche en el Naïf os digo que encontré un banco que a veces sirve para mirar y otras para pensar, seguro que no me imaginaréis como a un loco distraído… Se autodeclaran cuentistas, pero son algo más que eso: narradores tocados por una barita mágica para contarnos lo que todos una vez quisimos soñar…

Gracias a los Légolas por dejarme participar. Gracias a Paula por traerme mi banco. Ella es todo energía, vitalidad, derroche de ganas y de esfuerzo, emoción hasta el último verso. ¡Como sabe que me tiene ganado con las palabras!

Esta es mi no crítica. ¡Enhorabuena! Espero no perderme la última sesión. ¡Sigamos todos tras la pista de los cuentos! Cuando la encontréis, por favor, me lo decís…

Raúl Sánchez Plasencia
(Alcalá de Henares)

23 de noviembre de 2009

en el CAFÉ NAÏF

¿MAL O BIEN DE AMORES?


PAULA CARBONELL llega desde Cuenca para contarnos historias de Amor. Paula es escritora, cuentista y enamorada. Es una enamorada de lo que escribe, de lo que cuenta, de su oficio, del arte, y de su familia. De su sesión nos dice:


"¿Mal o bien de amores?"

Del amor, sus infidelidades, argucias y otros menesteres...

Amores haberlos haylos: filiales, paternales,

maternales, fraternales, maritales y hasta extraconyugales.

Se sufre, se disfruta, se padece, te enterneces,

se te pone cara de espanto, de santo, de piedra,

de fiera, de idiota y a veces hasta das la nota.


Bueno, pues si no os lo queréis perder, o si queréis comprobar vuestro tipo de amor, o simplemente porque sí, la cita es el viernes 27 a las 21:30 horas.

Café Naïf, C/ Santa María la Rica, 6.

Suplemento de 1 € en la primera consumición.


Si deseas saber más de Paula Carbonell, pincha este enlace:

10 de noviembre de 2009

en el CAFÉ NAÏF

LA MATAZUGA


Este viernes 13, CARLOS ALBA, nos visita desde Asturias en el Naïf con un espectáculo de los más sabroso.




LA MATAZUGA o la matanza sirven de pretexto para que Carlos nos cuente historias de la tradición oral más popular. De su espectáculo él mismo dice:



Cuando tenía 10 años, perdí el habla. Mis padres me llevaron a mi abuela para que me “pasara el agua”, pero era tal el mal de ojo que tuve que quedar con ella en el pueblo, en el Cellero, que de niño era para mí el mismísimo paraíso. Durante aquellos nueve días sentí las historias de este espectáculo, en la cocina, a la vera del lar, contadas por esos paisanos y paisanas que son los maestros de la tradición oral. Hasta que por causa
de una matazuga o matanza del cerdo (de las de antes, con duerna, berridas y sangre) dejé de estar “aojado”.




La cita, en el Café Naïf, viernes 13 a las 21:30 horas. Calle Santa María la Rica, nº 6. Alcalá de Henares.

Ojo, suplemento de 1 € en la primera consumición.

1 de noviembre de 2009

la crítica del NAÏF

La mitad de cuatro, el doble de uno.
Ese número perfecto.

Mira que de pequeño, en el colegio, uno quiere pasar normalmente desapercibido. No llamar demasiado la atención por aquello del qué dirán. Que no se note mucho que existes; tanto para lo bueno como para lo malo. Pero a estas alturas, cuando le eligen a uno para reinaugurar estas sanas críticas de los cuentacuentos de Légolas, empieza a replantearse qué hizo mal en aquel tiempo. En fin, es sólo una broma…

Me toca dar la bienvenida y no podía estar más orgulloso que junto a los Légolas inaugurando plaza nueva, nueva etapa, nuevas ilusiones y un montón de cuentos. Será que le tienen a uno un poquito de cariño y que esto de escribir -a lo que tan humildemente llevo dedicándome años- no cae en saco roto.

Bien, aquí no he venido yo a hablar de mi libro, sino de cuentos, así allá que vamos. La noche de ayer se presentaba idónea para esto de la narración oral, noche despejada de otoño, temperaura suave y una reinauguración de lujo con viejos conocidos tras las tablas. Pero pronto las contradicciones aparecieron entre la pareja de cuentistas… ¿Hermanos, novios, polos opuestos? Es igual, el caso es cada uno sembró su estilo y su borrón. Dejando huella. Pero no había problema, porque ahí estaba cada vez un cuento nuevo para intentar superar al anterior.

Nieves y Dani, Dani y Nieves, o lo que es lo mismo “BORRÓN Y CUENTO NUEVO” son ese par de dos que se complementan encima de un escenario, que lo que no da el uno lo da el otro, y que demuestran que de la sensibilidad y el susurro se puede pasar a lo mundano y jocoso con el mismo buen poso de historia bien contada.


DANI, QUE PARECE ESTAR POSEÍDO POR LA DECORACIÓN DE HALLOWEEN



Contaron mucho y contaron bien. Pequeñas pinceladas de una vida cuyo paso en el tiempo se ve reflejado en cada historia. Desde el origen de un gringo en un autobús que apuesta su alma sin conocer cómo se juega de farol, hasta la historia de un amigo de un abuelo que terminó haciendo creer a un pobre niño que su orígen venía de la atmósfera. Desde las primas de Dani -Silvia y Marta- que unidas por una mano invisible terminaron dormidas en una cama inmesa, hasta el rey machista y el hada que le cambió de sexo nunca se sabrá muy bien cómo. Desde un viejo obsesionado con los dedos ajenos coleccionados en una cajita, hasta la espontánea que casi termina subiéndose a las tablas. El caso es que en cada historia puede decirse que anoche la mitad de cuatro siempre fue el doble de uno. Ese número perfecto que se traduce en una pareja de estilos. Un cruce de caminos, una barita diferente que embruja según el alma, sin más.


NIEVES, POSEÍDA POR DANI PROBABLEMENTE


Nada más que objetar. Un buen y prometedor comienzo. Buen sitio, buen ambiente, mejores personas y esa puerta que no terminaba de abrirse nunca, ¿verdad Manuel?

Gracias al Café Naïf por abrirse al cuento. Gracias por dejarnos disfrutar con ellos. Gracias a los Légolas que siguen firmes en su empeño de inundarnos de palabras. Es una gran noticia. Estuvo bien y espero que siga mejor… No me cabe la menor duda.

Un abrazo cuentil, que no cuentista… ¡Seguimos tras la pista de los cuentos!

Raúl Sánchez Plasencia
(Alcalá de Henares)