DEL CUENTO QUE LLEVAMOS DENTRO
"..... con nosotros Diego Calavia, que nos enseñará a vivir del cuento" leí en el cartel. Pues
en los tiempos que corren, pensé, que vivieran del cuento solo conocía a
los Sres. Dipu..... y demás corbatas. Pero si Légolas decía que el tal
Diego, vivía del cuento, era para creérselo. Así que, mientras bajaba
las escaleras de La Posada del Diablo, tenía la sensación de entrar en
un espacio oculto, casi clandestino, en un ambiente de cueva donde todo
podía suceder y todo podía aprender para, por fin, vivir del cuento.
Y
apareció el tal Diego, un tipo alto, bien portado, vestido de blanco,
como un marinero en tierra, con sombrero de paja y una gruesa cuerda que
le caía por el torso. En cuanto comenzó a presentarse, su voz profunda y
penetrante, me atrajo y no podía dejar de mirar y escucharle.
Sus
manos empezaron a ganar protagonismo con unas cartas enormes que salían
de un sobre marrón de los que abundan en el mundo de las oficinas. Y
captando, de entre el público, a una sorprendida colaboradora, inició la
historia de su amigo Fransuá, el timador y marrullero que le había
enseñado a vivir del cuento. Entre naipes, cuerdas, globos y billetes,
billetes muy grandes, que se duplicaban, triplicaban y mucho más, empecé
a aprender cómo vivir del cuento, del cuento que cada uno llevamos
dentro y nos tiene que dar de comer......
Así
que, Diego Calavia y Légolas, en la próxima os pago unas cervezas con
pintxo por abrirme los ojos a vivir del cuento. Gracias mil.
Eleazar.
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