26 de octubre de 2007

Ramón nos hace la crítica de La Corrala

COMPLEJO Y SENCILLO, VULGAR Y ELABORADO

Te sientas a tomar una cervecita y cuando menos te lo esperas ya estás dentro del cuento.
Miguel Rojo tiene esa facultad. Te envuelve con su voz, con sus frases medio acabadas, que cada uno termina por darles un final particular en su propia mente, de modo que vas participando en el cuento y reconociéndote como parte del hilo de la historia.
- ¿Su nombre?
- ¿Yo?, yo me llamo Ramón.
O como el propio Miguel Rojo cuenta, yo me llamo como quiero porque pongo el nombre que mejor me parece a cada cosa, y envío al azar ramilletes de flores a destinos inciertos.
Miguel se ríe del destino cuando le enfrenta a esa abuela que no le contaba cuentos. Miguel vuelve especiales pasajes que aparentemente no tienen nada que pueda resaltar. Sus gestos, sus movimientos en el escenario, las poesías que va introduciendo… hacen que todo sea chispeante, nuevo.
Yo no me creo que sus cinco abuelas no le contasen cuentos. De casta le viene al galgo, o algo así, porque él es capaz de poner ternura en los piratas y desconcierto en los dioses; melancolía por el futuro y sorpresa ante el pasado. Complejo y sencillo; vulgar y elaborado.

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