28 de noviembre de 2008

la crítica de Santiago

CUENTO EN SU ESTADO PURO

Pero qué pájaros son estos de Légolas, cuánto saben..!!

Tras una secuencia de chistes, magia, canciones.... -entremezcladas con relatos e historias, claro está, y en la mayoría de los casos amenas e interesantes-.....una de cuentos, de auténticos cuentos, de los que te absorben, de los que te mantienen expectante, en tensión, emocionado...totalmente alejado el pensamiento de ese trabajo, de esa hipoteca...de esas reuniones de vecinos...
Y, además, contados por un gran contador, un grandísimo contador me pareció a mí, Carlos Sáez. Sabiendo establecer una gran empatía con el público, como siendo uno más. Y sabiendo muy, pero que muy bien, atrapar a ese público en todo tipo de sentimientos y emociones: en la sorpresa, en la risa, en la curiosidad, en lo romántico, en lo fantástico... Y sabiendo entremezclar perfectamente diversos tipos de historias: fantásticas, románticas, de humor negro, jocosas... Incluso de...."de provocar la reflexión o el sentimiento", como hace la verdadera literatura o el verdadero arte: removiendo y provocando tus entresijos del pensamiento o tus entresijos del corazón.

Con esa gran empatía y calor humano que he comentado...y con una gran técnica y profesionalidad en la oralidad. Muy buena dicción y vocalización, una voz perfecta, modulaciones constantes de voz para lo romántico, para hacer reír, para asustar... Cambios de timbre y de voz cuando de diversos personajes se trata...Léxico rico y variado... Ufff...cuántas cosas...!

Es curioso, alguien al finalizar la actuación me comentaba que este hombre no lleva mucho en esto. Tan sólo tres años, creo que me dijo...

Incluso el mismo narrador me hablaba de lo que impresiona ver en el programa los grandes que por aquí han pasado. "Me dieron ganas de renunciar y no venir", me dijo. A lo que le respondí que no desmerece una micra ante cualquiera de los que por aquí han pasado. Lo tomó como un cumplido. Os aseguro que no lo fue, que así lo pienso y lo creo y lo siento. Para guinda, su belleza humana, la ingenuidad de hablar de esos otros grandes contadores y no ser aún consciente de que él también lo es.

A los que no pudisteis asistir, si algún día tenéis la ocasión de coincidir con este contador, Carlos Sáez, no os lo perdáis, porque esto es -parodiando al locutor de Fórmula 1- "el cuento en su estado puro".

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