Cuando miramos a Victoria Gullón, nos encontramos un compendio de sabiduría popular tras una mirada divertida y limpia, propia de una niña de 4 años.
En sus infatigables maneras llenas de expresión, nos lleva de la mano a esos sabores y costumbres de una España entrañable, cada vez más desconocida, pero próxima y cálida en cada palabra, al igual que Victoria.
Su ánimo alegre y su espontaneidad son un soplo de alegría e inocencia, en el que la picaresca de sus cuentos nos hace carcajear pillamente como púberes en flor, con muchas ganas pero sin malicia.
Con un cantar para todo, su forma de contar, resulta cercana, realista y muy divertida, la interacción natural con el público y su dejarse llevar la convierten en una cuentacuentos con alma, cada historia vive en ella y en sus labios mejora.
Con su incansable carácter se entrega una y otra vez, regalando al público todo lo que sus sentidos pidan, generosa como pocos, no es sino, un placer y un honor escucharla.
Para no perdérsela!!!!
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