La sesión de cuentos de Virginia Imaz me pareció, sobre todo divertida, con ese puntito de humor en el que hay que estar atento para pillarlo y otras veces con ese comentario jocoso que nos saca la carcajada más espontánea. Nos trasladó a esos lugares, desde el principio de los tiempos a los montes de Gorbea, nos estremeció con el sonido del amor, y ante todo nos regaló momentos de disfrute, de desconexión... en fin una gozada, así que gracias, gracias por tener esa capacidad de hacernos soñar despiertos, y hasta pronto. Muaks.
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