Pues en el último momento nos ofrecieron hacer esta actividad de los zaguanes y era tan sugerente que aceptamos, no nos podíamos negar. Veréis, se trataba de cuatro zaguanes, sí, cuatro entradas a cuatro casas que sus dueños habían cedido al festival de Los Silos para que se contaran cuentos. Ahora bien, las condiciones eran muy motivadoras, pues en cada zaguán se contaba un cuento de temática concreta acompañado con un músico que improvisaba según contabas. Y lo mejor, el público, tan solo diez personas por narrador y zaguán, que tras el primero de ellos se habían convertido en tu familia, pues ibas de un zaguán a otro por la calle charlando, intercambiando emociones…
Los dueños de los zaguanes y de las casas mimaron los espacios con la iluminación y decoración adecuada. Y sobre todo con el cálido recibimiento que nos brindaron.
Otro aspecto a señalar fue la calidad de los músicos, que sin haber hablado antes sobre lo que íbamos a contar ellos improvisaron dando la medida musical perfecta a cada historia.
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