5 de diciembre de 2008

la crítica de Carol

ALDO MÉNDEZ TE TRANSPORTA.



Si te dejas llevar por su “Chispa”, te subirás a un carro y recorrerás los rincones más dulces y azucarados de Meneses, su pueblo natal en Cuba.

Cercano, amigo; Aldo Méndez te transporta a sus recuerdos de una manera tan emocionante que parece que estuvieras allí cuando su padre conoció a su madre, cuando los habitantes de su pueblo padecieron un ataque repentino de aerofagia o cuando Aldo se iba a la playa con sus tías y hasta media tarde no podía salir de la sombrilla por si se quemaba.


Con su mirada y su forma de proyectar consigue mantenerte en un continuo “Y qué más, y qué más, y qué más…” Su rápida conexión con el público hizo de la velada un salón de amigos donde al final acabamos hasta cantando.

Lo mejor es el abrazo que medió al final. Pude incluso ver a su padre con el pelo untado en brillantina y a su madre elevándose en el cielo como un repollo rosa.


Queremos más viajes, y ¡qué baratos son gracias a los cuentos! ¡Más Cuenting y menos Vueling!


Gracias Légolas.

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