Hasta Guipuzcoa nos embarcamos para acudir al caserío de Virginia y Carmelo. Muchos besos y abrazos de nuestros amigos de Orihulari Klown y a trabajar. Tres días intensos de trabajo y muchas risas para un curso de clown que nos impactó. El clown cuando más sincero e inocente se muestra es cuando se le pone ante los temores, debilidades y complejos que uno se ha ido creando. Qué bueno es reirse de uno mismo.
Recuerdos de Maider, Txefo, Diego Calavia, Laura, Anduriña...
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