SUS MANOS SIGNABAN
"Catálogo de soluciones para
librarse de hombres inadecuados, según las mil y una noches"....... y las
soluciones las ofrecía un hombre, Héctor Urién. Si ya era sugerente el título,
que precisamente fuera un hombre quien sugiriera las ideas para librarse de los
inadecuados, tenía más morbo aún. Así que, sin dudarlo, fui a escucharle.
Además, inaugurábamos espacio para contar, Complutum, frente a la fachada de la
Universidad Cisneriana alcalaína, otra buena razón para no perdérmelo. Complutum,
me recordó a un Youth Hostel lisboeta, cálida decoración, lámparas tipo turco
que me trasladaban a las Mil y una noches estrelladas y un ambiente, entre
universitario y bohemio. Buen comienzo....
Héctor Urién apareció como si
fuera una persona sorda de entre el público, porque sus manos signaban en el
lenguaje de los sordos, la Lengua de Signos, y, para alguien que conoce esa
lengua y a quienes la usan como medio de expresión, le agradecí mucho que
comenzara así. Además su voz era muy potente, tipo garganta profunda y comenzó
haciéndonos reír a carcajadas con cada historia de hombres y mujeres, de
mujeres con hombres, de hombres en busca de mujeres, de árabes y hebreos, de
días y noches, mil y una y muchas más, y a cada una de sus historias acabadas,
este tejedor de palabras, hilaba una historia nueva y otra, y otra más, como en
las noches de Leila, de Scherezade... Creo que fueron más de mil y una.....
Eleazar.
ELEGANCIA Y DULZURA
Reconozco que me acerqué a la sesión
con cierto recelo pues esto del erotismo es muy fácil de tergiversar, manipular
y estropear. Reconozco que el cartel de la sesión me parecía tan potente que me
llamaba a no faltar a Complutum. Reconozco que lo pasé muy bien. Reconozco que
salí satisfecho.
Inés Bengoa maneja su cuerpo y su
voz con dulzura y elegancia. Un cuerpo y una voz al servicio de la historia. Una
dulzura y una elegancia al servicio de la seducción más tierna, de la carcajada
más inocente, que alguna se escuchó, y del erotismo bien entendido, sin
estridencias, sin una palabras más sucia que otra.
Por poner una pega, que ya sabéis
Légolas que siempre me gusta, quizá percibí a Inés un poco titubeante en la
primera parte, antes del descanso, luego no tuve esa sensación, todo hay que
decirlo. Quizá el espacio de Complutum es algo raro o especial y a la narradora
le costó cogerle el punto G. Perdonad el chiste fácil.
Lucas Fondón.
UN TORRENTE DE VOZ
JUAN GAMBA....... con este
apellido no cabe otro nombre.
Esa G que casi no se oye, necesita
un sonido contundente y ahí viene la J de Juan y llega con un torrente de voz
que inunda Complutum y a los que alli estamos.
El escenario está vacío aunque su
voz se nos acerca grave y bien definida y veo a un tipo de rizos en blanco y
negro, con pinta de camarero y maneras de charlatán de feria (de los que son
capaces de vender humo) que se va acercando. Se vende!! Claro que vende, vende,
y con mucho garbo, cuentos. Cuentos de amor, cuentos de miedo, cuentos de príncipes,
cuentos de princesas, fábulas....Vende con su voz, vende con sus manos que, a
veces, se convierten en la melena larga de la princesa de la torre y, a veces,
en la mano de algún Dios inventado por los hombres. Y marcando un ritmo
frenético a sus historias, escuchamos risotadas de piratas, acentos uruguayos,
o eran argentinos (¿?), y nos hace participar también a nosotros, el público,
con nuestros brazos y nuestros gritos, integrándonos en la historia. Y así, nos
confiesa que "ha decidido vivir su propio cuento". Y nosotros,
agradecidos por dejarnos vivirlo con él.
Eleazar.
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