18 de noviembre de 2012

en la CORRALA se cuenta


SOLEDAD FELLOZA

Se presenta así:

“Nací a orillas de un río que en lengua guaraní quiere decir de pájaros pintados, Uruguay. Las madreselvas aroman mi infancia y cobijan mis amores primeros. Las calles anchas de tierra esconden las primeras letras que garabateé y bajo el arenero de la plaza Bella Vista enterré un día mis miradas torcidas y me fui por el mundo a contar mis mentiras mas verdaderas.
Haciendo cuentas, me deben de quedar por vivir 54 años, aunque preferiría que fueran 68 o 72. Así y todo, algunas cosas tengo hechas. Algunas que me llenan de orgullo, otras que si fuera más clarita de piel, me sonrojarían.
He actuado y contado cuentos en Festivales de Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia, Venezuela, Cuba, Argelia, Perú, Francia, Italia,Portugal, Holanda. He contado cuentos en toda España, menos en Cantabria.
Me enamoro cada vez que me subo al escenario y sufro cuando bajo. Aún no he contado el mejor cuento, pero si siento que me acerco, ese día cogeré mi Nikon y me quedaré en Corrubedo o Cabo Polonio para siempre. Mientras tanto, aquí voy, esta soy o intento ser”.

El Bar del fondo del mar
No sé si me creeréis. Pasamos la mitad de la vida ridiculizando aquello en lo que los demás creen, y la otra mitad creyendo en aquello que los demás ridiculizan.
Caminaba una noche por la orilla del mar de Brigantes, donde las casas se asemejan a navíos hundidos, inmersos en la niebla y en los vapores marinos, y donde el viento da a las ramas de las adelfas lentos movimientos de algas.
De improviso, del silencio oscuro salió un elegante viejo, vestido de negro, con una gardenia en el ojal, y al pasar cerca de mí se inclinó ligeramente. Me puse a seguirlo intrigado. Yo andaba a buen paso, pero me costaba estar cerca porque parecía que se movía volando a un palmo de la tierra, y sus pies no hacían ruido sobre la madera húmeda del muelle.
El viejo de detuvo un momento, trazando en el aire gestos con los que parecía calcular la posición de las estrellas. Luego asintió con la cabeza y empezó a descender una escalerilla que del muelle bajaba hacia las aguas oscuras.
Sin pensarlo, le seguí y así llegué a la tertulia del bar del fondo del mar, de allí llegan las historias que voy a contar.
Hay para elegir.



JUEVES 22 Nov.
21:00 h.
La Corrala. C/ Damas nº 9.
Consumición mínima 3 €.

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