y nos quedamos la mar de a gusto. Primero por lo que tiene de novedad un preestreno, segundo por que nos quitamos el gusanillo del escenario de La Corrala, y sí es verdad lo que nos decían los narradores y narradoras que nos antecedieron, el espacio es la leche. Y por último porque el público, no falto de amigos y caras conocidas, se dejó contar al oído alguna que otra Caperucita, Cenicienta, Blancanieves y hasta un trío de cerditos.
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