Al pie del Guadalquivir, junto a la Mezquita Catedral y con un público encantador. En Córdoba contamos y la lluvia llevamos, al poco de acabar comenzó a diluviar como dicen los cordobeses que hacía tiempo no veían.
Lo mejor fue cuando al terminar una chiquilla de poco más de cuatro o cinco añitos nos dice con ese acento suyo "Engoragüena, ma gustao mucho". Me derretí.
Bueno también nos derretimos con el salmorejo y la tortilla de papas que nos ofreció el tabernero del botánico.
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